Las fiestas navideñas despiertan cierta ternura solidaria. ¿Las empresas grandes, los mas pudientes son los más generosos? Las teletones de desgastan horas de horas esperando el prime time para que la minera, la de telefonía, el bancazo, el politicazo o el afortunadazo (en términos de Arellano) vayan a dejar su gran donativo con reflectores y publicitys respectivos. Parte del criterio "estratégico" de quien tiene más, le sobrará más y aportará más.
Las redes sociales, familiares de quienes provienen de provincia muchas veces nos indican otras cosas. Es el taxista a quien se acercan los niños a vender frunas y limpiar las lunas, porque el si conoce lo duro de la calle. Es la señora que shoppea en el mercado quien más se va a comprar el pleito de la chocolatada barrial. Es el pyme que creció quien regresará a su pueblo llevando cosas de la capital. Es el cura del barrio, y no el obispo, quien va a recolectar casa por casa los regalos.
Es quien tiene más cerca la pobreza, por proximidad o pasado reciente, quien es más próximo a la caridad en este país. Y no te hacen hablar primero con su relacionista público, te piden la foto central en el diario o te exigen el cherry respectivo, porque lo hacen para calmar sus "adentros", para exorcisar el demonio de la pobreza que ronda y que luchan por desterrar.
Las organizaciones de caridad, la navidad en sí ¿Han segmentado las acciones de caridad para este segmento?
